Dentro de la normativa RITE (Reglamento de Instalaciones Térmicas en los Edificios), el usuario del equipo térmico está en la obligación de tener debidamente mantenido este equipo térmico y realizar revisiones periódicas. Esta obligatoriedad suele ser desconocida por la mayoría de los usuarios.
En el capítulo sexto (condiciones para el uso y mantenimiento de la instalación) del RITE, concretamente en el punto 1 del artículo 25 (titulares y usuarios) se menciona que el titular o usuario de las instalaciones térmicas es responsable del cumplimiento del RITE desde el momento en que se realiza su recepción provisional, de acuerdo con lo dispuesto en el artículo 12.1c) de la Ley 21/1992, de 16 de julio, de Industria, en lo que se refiere a su uso u mantenimiento, y sin que este mantenimiento pueda ser sustituido por la garantía.
Si un sistema térmico está correctamente mantenido evita un consumo excesivo energético y, en consecuencia, hay una menor contaminación, y al mismo tiempo, evitamos futuras averías.
Esta instrucción técnica contiene las exigencias que deben cumplir las instalaciones térmicas con el fin de asegurar que su funcionamiento, a lo largo de su vida útil, se realice con la máxima eficiencia energética, garantizando la seguridad, la durabilidad y la protección del medio ambiente.
El plan de mantenimiento se puede contratar con un servicio técnico oficial o a un mantenedor oficial.
Un plan de mantenimiento oficial es un contrato que suscribe un usuario con la marca fabricante para asegurar un correcto, seguro y eficiente funcionamiento del equipo térmico durante su vida útil, mediante la revisión periódica de su aparato y la cobertura frente a posibles averías.
Realizando el correcto mantenimiento del equipo de climatización aseguras un mejor rendimiento por los siguientes motivos:
Todos los productos, debido al uso y al tiempo, están expuestos al desgaste. Sin un correcto mantenimiento, estos tiempos se acortarían aún más. Un buen mantenimiento preventivo prologa la vida útil del equipo alcanzando, como mínimo, los 15 años.
En el caso de un aparato térmico que no esté debidamente mantenido, su vida útil puede situarse entre los 7 y 10 años y, seguramente se habrá tenido que hacerle entre 1 y 2 intervenciones debido a averías. Esto se debe a que algunas piezas se habrán desgastado y, dependiendo de la dureza del agua de la zona geográfica de donde esté el aparato térmico, puede existir cierta corrosión en elementos del interior del aparato que provoquen alguna avería, la cual se deberá revisar y reparar.
Si un equipo está debidamente mantenido y se le han cambiado piezas por seguridad o desgaste, la vida útil de este equipo se prolongará, como mínimo, 5 años más. Por ejemplo, una caldera puede durar entre 15 y 20 años si está debidamente mantenida.
En España, cada vivienda emite de media 12,5 toneladas de gases de efecto invernadero al año, estando la mayor parte de esta contaminación relacionada con el consumo de gas, gasolina, gasóleo y electricidad.
Una de las medidas para poder reducir la huella de carbono (indicador ambiental que pretende reflejar la totalidad de gases de efecto invernadero -GEI- emitidos por efecto directo o indirecto de un individuo, organización, evento o producto) es asegurarse el correcto funcionamiento del equipo.
Mediante la correcta limpieza de los componentes internos del equipo térmico, se puede evitar un rendimiento anómalo que provoque un mayor consumo energético de electricidad, gas, gasoil, etc.
Si anualmente se realiza una revisión y un correcto mantenimiento, el rendimiento será siempre el óptimo y el riesgo de avería será mínimo. En el caso de avería, el coste será mucho menor.
Un correcto mantenimiento evitará posibles riesgos de seguridad inherentes al funcionamiento del equipo. Detectaría riesgos bien por problemas en la instalación (desde fugas de gas a una mala evacuación de los productos de combustión) o bien por el mal estado o necesidad de sustituir componentes de los dispositivos de seguridad de los equipos.
Principalmente, un plan de mantenimiento contratado con una empresa generalista no puede asegurar que cumpla con la normativa RITE, sí que puede incluir los costes de desplazamiento y mano de obra, pero se debe revisar siempre la letra pequeña.
Por ejemplo, un plan de mantenimiento oficial asegura trabajar con piezas originales y no genéricas. Cuando no se utilizan recambios originales del fabricante no se puede asegurar la máxima calidad de estos componentes para el correcto funcionamiento del equipo.
Otro punto que destacar es la especialización de los técnicos del Servicio Oficial, porque están especializados en los modelos y componentes internos del equipo térmico de la marca, además siempre están en constante formación, a diferencia de los mantenedores multimarca
Existen diferentes tipos de contratos de mantenimiento de calderas y sistemas de climatización, pero se podrían destacar especialmente dos, los más habituales: Un contrato de mantenimiento sin piezas y un contrato de mantenimiento con piezas.
Las características de los contratos, las intervenciones de los técnicos y los conceptos y coberturas incluidas serán muy parecidas, pero lo que va a diferir entre un tipo u otro será si se incluyen por un precio superior una cobertura de piezas de recambio.
Un usuario que quiera suscribir un contrato de mantenimiento oficial puede escoger el servicio técnico oficial que desee. Desde la marca recomiendan que sea el más cercano al domicilio.
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